Estamos en un mundo lleno de contradicciones. Sobre todo el mundo femenino: Nos queremos levantar a un mujeriego, para transformarlo en un sensible y dedicado hombre de familia. Repetimos incansablemente que solamente necesitamos comprensión, estabilidad y amor. Estan las histéricas que sienten repulsión por un hombre bueno que nos manifieste frontal mente toda su devoción. Estan las que se ponen furiosas cuando un hombre insiste porque es un pesado, y pierden la cordura cuando deja de insistir. Dejar a un novio porque ya no lo soportamos, pero que nos vuelva a gustar cuando por fin encuentra a otra. O amar al que te simplemente, no te ama. Si tenés rulos te hacés el alisado, pero si tenés el pelo lacio te hacés la permanente, teñirlo de rubio si es oscuro y teñirlo de oscuro si es rubio. Seguir ilusionandote cuando sabes que no tenés futuro con ese forro. Dirigir una empresa de doscientos empleados, un país de cuarenta millones de habitantes, una familia de catorce miembros, pero llamar a tu mamá cuando tenés dos líneas de fiebre. Preguntar si estás gorda para que te digan que estás flaca. Cuando estamos en una cita, insistir en pagar la mitad, tratar de comportarte como alguien que no sos, por que sabes que cuando te conozca realmente, tu forma de ser va a hacer que te pegue una patadita en el culo. Pero sin lugar a dudas, creo que la mayor contradicción es sentirnos mal por tener sexo.
Hablo de ese sentimiento de vacio existencial que sentís después de haberte volteado a algún muñeco, después de tirar alguna cañita, después de coger, de garchar, de tener sexo. Nos sentimos como sucias, devaluadas, putas. Nos sentimos unas completas putas. Pensamos que un tipo no nos puede tomar en serio si "entregamos" en el momento que sea, en la primer o segunda cita, nos apuntamos con el dedo entre nosotras si nuestra lista de muertitos es muy amplia. Vamos chicas, estamos en el 2012 ¿vamos a seguir creyendo en eso de llegar virgen al matrimonio?
En un mundo donde la exuberancia es hasta una especie de distinción en las mujeres, en la sociedad de los "cero tabúes", en la cultura de la oferta sexual permanente, unos muchos te condenan por tener un poco de sexo. Y es que esa condena es tan grande que nos afecta hasta en nuestra propia apreciación. Cuando te gusta un hombre tenés que aguantarte las ganas de garchar lo más que puedas, porque sino el señorito no te va a tomar en serio. Cuando recibís algún beneficio por tener buen sexo (llámese regalos, viajes, cenas, prestamos, un puesto mejor) sos una puta y encima interesada. Cuando tenés sexo casual, sos una regalada. Cuando elegís no tener sexo, sos una aburrida. Cuando tenés sexo de forma responsable, sin involucrar sentimientos, siendo soltera, sin lastimar a nadie y ejercés tu derecho a tener una sexualidad plena, también sos una puta. Cuando estás en una relación y curtís disfrutándolo al punto de querer probar cosas nuevas, sos flor de puta y hasta capaz te digan ninfómana. Entonces ¿en qué quedamos? Históricamente la libertad sexual fue exclusiva de ellos y era una condición casi venerable, a más minas en la lista, más machos eran. Entonces a más hombres en nuestra lista, ¿más putas somos? Así pareciera ser.
Por tener un comportamiento casi exclusivo de hombres, por ejercer tu derecho al sexo sin compromiso y ser independiente emocionalmente los demás dicen que sos una puta, yo te digo que sos una mujer con todas las letras. Acepto que por una cuestión metabólica y química, las mujeres después de encamarnos con alguien nos volvemos como más indefensas. Superar ese sentimiento de vacío te puede costar un largo camino. Bancarte la condena moral de las mujeres más forras de tu entorno, de algunos tipitos y hasta la auto condena. Pero cuando entiendas, cuando entendamos, que tener sexo no es un crimen y es un derecho, les puedo asegurar que la realidad va a ser otra.
A vos, que te encargaste de condenarme cada vez que te contaba que había curtido. A vos también, que me decís feminista. A vos, que no me tomaste en serio por simplemente coger. A vos que me apuntás con el dedo, yo te pido perdón. Perdón por ser tan puta.
No sabía que ahora las personas se medían por la cantidad de tipitos que visitan su cama.
Hacer el amor es otra cosa. Hacer el amor es dar un abrazo cuando tu pareja lo necesita, hacer el amor es saber escuchar y hacerse escuchar. Hacer el amor es elegirte todos los días, priorizarte, respetarte, valorarte. Hacer el amor es hacer un montón de otras cosas que nada tienen que ver con el sexo. Hacerte el amor, es saber tener sexo sin auto juzgarte.
Pero perdón, perdón por hacerme el amor y por ser tan puta.
Derecho de la autora: Ambar Violeta.
Hablo de ese sentimiento de vacio existencial que sentís después de haberte volteado a algún muñeco, después de tirar alguna cañita, después de coger, de garchar, de tener sexo. Nos sentimos como sucias, devaluadas, putas. Nos sentimos unas completas putas. Pensamos que un tipo no nos puede tomar en serio si "entregamos" en el momento que sea, en la primer o segunda cita, nos apuntamos con el dedo entre nosotras si nuestra lista de muertitos es muy amplia. Vamos chicas, estamos en el 2012 ¿vamos a seguir creyendo en eso de llegar virgen al matrimonio?
En un mundo donde la exuberancia es hasta una especie de distinción en las mujeres, en la sociedad de los "cero tabúes", en la cultura de la oferta sexual permanente, unos muchos te condenan por tener un poco de sexo. Y es que esa condena es tan grande que nos afecta hasta en nuestra propia apreciación. Cuando te gusta un hombre tenés que aguantarte las ganas de garchar lo más que puedas, porque sino el señorito no te va a tomar en serio. Cuando recibís algún beneficio por tener buen sexo (llámese regalos, viajes, cenas, prestamos, un puesto mejor) sos una puta y encima interesada. Cuando tenés sexo casual, sos una regalada. Cuando elegís no tener sexo, sos una aburrida. Cuando tenés sexo de forma responsable, sin involucrar sentimientos, siendo soltera, sin lastimar a nadie y ejercés tu derecho a tener una sexualidad plena, también sos una puta. Cuando estás en una relación y curtís disfrutándolo al punto de querer probar cosas nuevas, sos flor de puta y hasta capaz te digan ninfómana. Entonces ¿en qué quedamos? Históricamente la libertad sexual fue exclusiva de ellos y era una condición casi venerable, a más minas en la lista, más machos eran. Entonces a más hombres en nuestra lista, ¿más putas somos? Así pareciera ser.
Por tener un comportamiento casi exclusivo de hombres, por ejercer tu derecho al sexo sin compromiso y ser independiente emocionalmente los demás dicen que sos una puta, yo te digo que sos una mujer con todas las letras. Acepto que por una cuestión metabólica y química, las mujeres después de encamarnos con alguien nos volvemos como más indefensas. Superar ese sentimiento de vacío te puede costar un largo camino. Bancarte la condena moral de las mujeres más forras de tu entorno, de algunos tipitos y hasta la auto condena. Pero cuando entiendas, cuando entendamos, que tener sexo no es un crimen y es un derecho, les puedo asegurar que la realidad va a ser otra.
A vos, que te encargaste de condenarme cada vez que te contaba que había curtido. A vos también, que me decís feminista. A vos, que no me tomaste en serio por simplemente coger. A vos que me apuntás con el dedo, yo te pido perdón. Perdón por ser tan puta.
No sabía que ahora las personas se medían por la cantidad de tipitos que visitan su cama.
Hacer el amor es otra cosa. Hacer el amor es dar un abrazo cuando tu pareja lo necesita, hacer el amor es saber escuchar y hacerse escuchar. Hacer el amor es elegirte todos los días, priorizarte, respetarte, valorarte. Hacer el amor es hacer un montón de otras cosas que nada tienen que ver con el sexo. Hacerte el amor, es saber tener sexo sin auto juzgarte.
Pero perdón, perdón por hacerme el amor y por ser tan puta.
Derecho de la autora: Ambar Violeta.
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